YAMAMOTO RESEARCH
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 YAMAMOTO® RESEARCH
Yamamoto® Research Vitamina C Retard 500 Vitamin C Retard 500 es un suplemento alimenticio de vitamina C en dosis alta, presentado en tabletas recubiertas de liberación lenta. La vitamina C contribuye a la función normal del sistema inmune y a la protección de las células contra el estrés oxidativo.
A medida que se acerca el invierno, comienza la carrera para protegerse de resfriados, de las enfermedades estacionales o de formas de gripe. Como primera opción, el más famoso "remedio" popular de confianza suele ser la vitamina C. Pero relegarla a la mera función de soporte frente a estas molestias sería una excesiva simplificación, puesto que la vitamina C es una auténtica "fuerza multitarea" que participa en numerosos procesos metabólicos, además de desempeñar un importante papel en el refuerzo del sistema inmunitario. La vitamina C, llamada también ácido ascórbico, es una vitamina hidrosoluble, al igual que las vitaminas C y los ácidos fólicos. Esto significa que el cuerpo solo puede almacenar cantidades limitadas, por lo que debe ingerirse a diario a través de la alimentación. Por esta razón se necesita un continuo suministro, visto que el cuerpo humano es incapaz de sintetizarla. La vitamina C se encuentra en grandes cantidades sobre todo en verduras frescas y cítricos. Entre los alimentos con mayor contenido se encuentran el kiwi, que proporciona 93 miligramos de vitamina por cada 100 gramos, la papaya (que aporta 60 miligramos), la naranja (¡con 59 miligramos!),las fresas (58 miligramos), el limón (53 miligramos) y la piña (47,8 miligramos), por nombrar solo algunos de los más famosos que la contienen. Por desgracia, en la época moderna se debe pensar con mucha frecuencia en la opción de integrar la vitamina C, en particular en determinados períodos o en situaciones de mayor necesidad. Se debe subrayar que actualmente debemos reconocer que nuestra dieta es pobre en auténticas frutas y verduras frescas: la cadena de suministro de alimentos es larga y, con frecuencia, a nuestras mesas llegan alimentos que parecen frescos, pero que en realidad han permanecido almacenados durante días, sometidos a tratamientos especiales. Conviene saber que la vitamina C se pierde en gran medida en relación con el tiempo transcurrido entre la recolección y el consumo, y que la conservación reduce mucho su contenido: cuanto más frescos y menos cocinados estén los alimentos, mayor será la cantidad de vitamina contenida. Se trata de una vitamina extremadamente lábil y, puesto que es muy soluble en agua, se oxida rápidamente en una solución acuosa en presencia de metales, álcalis, luz, oxígeno, del mismo modo que, evidentemente, la cocción en agua altera drásticamente su presencia en los alimentos. Además de su conservación, los tratamientos químicos a los que se someten los distintos alimentos que llegan a nuestro plato influyen negativamente, empobreciendo su contenido en valiosos microelementos nutritivos, por lo que incluso muchas de las frutas y verduras que servimos en nuestra mesa contienen cantidades mínimas, o incluso ninguna cantidad, de vitamina C. Es innegable, por tanto, que con frecuencia la dieta no puede asegurar que se alcanzan las necesidades diarias, sobre todo en ciertos períodos. Además de una alimentación pobre en fruta y verdura, a esta carencia contribuyen también varios factores relacionados principalmente con el estilo de vida: fumar, la contaminación, el estrés, el frío, desequilibrios de minerales como cobre y hierro, así como determinadas terapias que pueden llevar al organismo a no disponer de la suficiente vitamina C. La extendida opinión acerca de la importancia de esta vitamina es más que merecida: esta vitamina es fundamental y desempeña múltiples funciones relevantes para el organismo. Se cree que fue estudiada por primera vez en 1747, cuando los investigadores descubrieron que la vitamina C ayudaba a proteger a los mal nutridos marineros frente al escorbuto (enfermedad provocada por la carencia de vitamina C) y, a medida que se avanzó en la investigación, su campo de usos y confirmaciones en el ámbito médico-científico sigue extendiéndose ampliamente. Ninguna otra, de entre las vitaminas, interviene en tantas funciones como la vitamina C, siendo especialmente importante su función antioxidante, protegiendo al organismo de los radicales libres. Un exceso de radicales libres puede dar lugar al denominado estrés oxidativo, vinculado o relacionado con la aparición de diversas enfermedades y con la aceleración del proceso de envejecimiento. Pero son verdaderamente muchos los efectos de la vitamina C: refuerza la función de los fagocitos, incrementa la producción de anticuerpos, estimula la síntesis del interferones, la biosíntesis de la carnitina, tiene una acción anticolesterol, además de destruir, como se apuntaba arriba, los radicales libres oxigenados, el radical oxidrilo, el radical superóxido, el radical de oxígeno, también participa en los procesos de respiración celular e interviene en el desarrollo de los fibroplastos. Una función muy importante, cada vez más en el centro de atención para distintos problemas articulares o para la medicina estética, es su participación en la síntesis del colágeno, una proteína necesaria para la formación del tejido conectivo de la piel, los ligamentos y los huesos. El fluido lubricador de las articulaciones, denominado líquido sinovial, se vuelve más fluido cuando los niveles séricos de ácido ascórbico están en consonancia, favoreciendo una mejor autonomía de movimientos. La vitamina C desempeña un importante papel en la curación de heridas y quemaduras, al facilitar la formación del tejido conectivo de la cicatriz. Sirve de soporte en momentos de estrés orgánico, vista su intervención en la formación de las hormonas suprarrenales, así como su acción de apoyo en la absorción del hierro. Su función "protectora" no solo se refiere a los radicales libres, sino que también contrarresta los efectos tóxicos de la nicotina, del benzoato, de los compuestos del nitrógeno, de los citotóxicos y de la radiación ionizante. Bajo condiciones de "estrés", el cuerpo la consume incluso con mayor rapidez y se hace obligado hablar de sus problemas de "absorción", por lo general poco conocidos o poco tenidos en consideración por parte del "despiadado" mundo del marketing de numerosas empresas. El nivel de ácido ascórbico en la sangre alcanza su punto máximo a las dos o tres horas después de la ingestión, disminuyendo a continuación cuando se inicia su disminución a través de la orina y la sudoración. La mayor parte de la vitamina C se elimina del cuerpo en unas pocas horas, por lo que debería ser ingerida varias veces al día. Pero conviene prestar atención al hecho de que una mayor eliminación de la vitamina C a través de la orina debida a una mayor ingesta de vitamina no implica que los tejidos del organismo estén saturados. El hecho es que el organismo humano la necesita, y cada vez más con el paso de los años. Cuando se ingiere por vía oral, la mayor parte de la vitamina es absorbida a través de la membrana mucosa de la boca, del estómago y de la parte superior del intestino delgado. Cuanto mayor sea la dosis, menor será el porcentaje absorbido. Esto parece extraño, ¿verdad? Con una dosis inferior a los 250 mg, el porcentaje de vitamina que se puede absorber es casi total (hablamos del ochenta por ciento), mientras que en una dosis superior a los dos gramos se absorberá el 50 %. Dado que un cuerpo sano puede absorber únicamente una determinada cantidad durante un cierto período de tiempo, la ingesta de dosis altas de vitamina C en una sola toma, si no son necesarias, provoca una mayor eliminación de ácido ascórbico no metabolizado (nota: en los tratamientos terapéuticos, las inyecciones intravenosas de algunos gramos de ácido ascórbico son mucho más eficaces que la ingesta oral de la misma cantidad, pero aquí ya estamos hablando de otra cosa). De esta manera, resulta inútil "insistir" en megadosis orales de vitamina C en una única ingesta, que lo único que harán será "enriquecer" el contenido en vitamina C de la orina o causar potenciales problemas de sobredosis. Una mala absorción por sobredosis de vitamina C puede dar lugar a problemas gastrointestinales, como diarrea, o problemas de acidez estomacal o de reflujo. A nivel renal, en especial en personas con mayor predisposición, un exceso de ácido ascórbico en plasma puede conducir también a la formación de cálculos debido al aumento en la producción de ácido oxálico (durante las fases de catabolismo de la vitamina C) y, por tanto, de oxalatos. A fin de superar estos problemas de un bajo rendimiento potencial de un suplemento de vitamina C, el nuevo VITAMINA C RETARD que hemos querido incorporar al catálogo de Yamamoto Research, se presenta como una solución muy cómoda y eficaz, gracias a su formulación en tabletas "retard", con lo que resulta más eficaz la absorción de la vitamina C a nivel intestinal y se permite una liberación gradual del contenido, así como una más duradera biodisponibilidad de esta valiosa vitamina por sus variadas funciones defensivas, protectoras o antiedad, entre otras, y evitando de este modo problemas de mala absorción del principio activo o de excesiva elevación de los niveles de ácido ascórbico en sangre, evitando de esta manera el riesgo de expulsar cantidades excesivas de vitamina C con la orina. Còmo utilizar: tomar 1 - 2 tabletas al día con agua.
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| 40 tabletas | |
| Información nutricional | |
| Por dosis diaria (2 tabletas) | |
| Por dosis diaria (2 tabletas) | |
| Vitamina C | 1000 mg (1250% IR***) |
| ***IR: ingestas de referencia | |
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Ingredientes: ácido L-ascórbico (vitamina C), agente de carga: celulosa microcristalina; estabilizante: hidroxipropilmetilcelulosa; recubrimiento (agentes de revestimiento: goma laca, hidroxipropilmetilcelulosa, talco, polietilenglicol, colorantes: dióxido de titanio, óxidos e hidróxidos de hierro), agentes antiaglomerantes: sales de magnesio de ácidos grasos, dióxido de silicio.
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